SOPORTES EXPANDIDOS Exhibición de Libros de Artista del Archivo HOTEL DADA
del 11 de noviembre al 20 de diciembre de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia
del 11 de noviembre al 20 de diciembre de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia
SOPORTES EXPANDIDOS
EXHIBICIÓN INTERNACIONAL DE LIBROS DE ARTISTA DEL ARCHIVO HOTEL DaDA
LIBRO DE ARTISTA CONTEMPORÁNEO: DEL LIBRO-OBJETO A LA PUBLICACIÓN DE ARTISTA
Con el surgimiento del libro de artista, ya sea que iniciemos la genealogía con La boîte verte de Duchamp o con Twentysix Gasoline Station de Ruscha, se activa una estrategia cultural de enorme potencia subversiva. Tanto Duchamp como Ruscha proponen una doble ruptura: por un lado, con la idea de la obra única; por el otro, con los canales tradicionales de circulación de las producciones artísticas.
A partir de la posibilidad de edición de una obra múltiple y la inserción en un circuito alternativo al del arte oficial, el campo del libro de artista se configura como un lenguaje con un fuerte sentido democratizador. Dentro de la poesía experimental, específicamente de la poesía concreta, la autopublicación y la autoedición se consolidan como una forma privilegiada de perforar la valla de las ediciones del sistema.
Aunque el libro de artista nace originalmente para ser múltiple, existen otras propuestas que lo desvían de su propósito inicial y lo devuelven a la órbita de la lógica del mercado. Aquí es donde entran los libros-objeto, es decir, aquellos libros que comienzan y terminan en los bordes de su propia materialidad, validándose a partir de sus características plásticas, pictóricas o escultóricas. Los libros de artista concebidos desde este enfoque contradicen los presupuestos que dieron origen a esta forma de lenguaje, al insistir sobre la valoración de la obra de arte como pieza única.
En la zona más productiva y movilizadora de los libros de artista se inscriben los libros-soporte, en los que se enfatiza la función semiótica por encima de la exploración formal. En este sentido, los libros-soporte encauzan la visión y los significados que un artista desea difundir, siendo su mayor valor propositivo de naturaleza discursiva.
La intersección de prácticas artísticas y prácticas editoriales impacta cada vez más sobre el campo del libro de artista, provocando un desplazamiento conceptual profundo. La etiqueta libro de artista se torna obsoleta frente a un repertorio de estrategias editoriales y de formatos de publicación que trascienden la idea del libro como objeto. Los soportes se expanden en un proceso que se conecta en forma directa con los cambios tecnológicos. Soportes electrónicos y no convencionales vienen a remecer las tipologías tradicionales. En este contexto, las figuras del artista y el editor confluyen, violentando fronteras y límites entre prácticas y procedimientos, en una asociación permanente de desbordante hibridez y contaminación.
El libro de artista se libera cada vez más del formato histórico que lo define y circunscribe, deslizándose hacia otras manifestaciones que llevan a reconsiderar el lenguaje. La doble ruptura, formal y conceptual, permite apuntar una reorientación creciente del campo hacia lo que se da en denominar publicación de artista. La incidencia del lenguaje editorial y digital amplia tanto los soportes como los procesos, en una dinámica que aporta continuamente nuevos recorridos y recursos.
Independientemente de que hablemos de libro de artista o publicación de artista, nos enfrentamos a un campo excepcionalmente abierto a la experimentación, que requiere de una especial investigación y dedicación crítica.
(fragmento del libro-catálogo SOPORTES EXPANDIDOS)
Silvio De Gracia, 19 de enero de 2024
EXHIBICIÓN INTERNACIONAL DE LIBROS DE ARTISTA DEL ARCHIVO HOTEL DaDA
LIBRO DE ARTISTA CONTEMPORÁNEO: DEL LIBRO-OBJETO A LA PUBLICACIÓN DE ARTISTA
Con el surgimiento del libro de artista, ya sea que iniciemos la genealogía con La boîte verte de Duchamp o con Twentysix Gasoline Station de Ruscha, se activa una estrategia cultural de enorme potencia subversiva. Tanto Duchamp como Ruscha proponen una doble ruptura: por un lado, con la idea de la obra única; por el otro, con los canales tradicionales de circulación de las producciones artísticas.
A partir de la posibilidad de edición de una obra múltiple y la inserción en un circuito alternativo al del arte oficial, el campo del libro de artista se configura como un lenguaje con un fuerte sentido democratizador. Dentro de la poesía experimental, específicamente de la poesía concreta, la autopublicación y la autoedición se consolidan como una forma privilegiada de perforar la valla de las ediciones del sistema.
Aunque el libro de artista nace originalmente para ser múltiple, existen otras propuestas que lo desvían de su propósito inicial y lo devuelven a la órbita de la lógica del mercado. Aquí es donde entran los libros-objeto, es decir, aquellos libros que comienzan y terminan en los bordes de su propia materialidad, validándose a partir de sus características plásticas, pictóricas o escultóricas. Los libros de artista concebidos desde este enfoque contradicen los presupuestos que dieron origen a esta forma de lenguaje, al insistir sobre la valoración de la obra de arte como pieza única.
En la zona más productiva y movilizadora de los libros de artista se inscriben los libros-soporte, en los que se enfatiza la función semiótica por encima de la exploración formal. En este sentido, los libros-soporte encauzan la visión y los significados que un artista desea difundir, siendo su mayor valor propositivo de naturaleza discursiva.
La intersección de prácticas artísticas y prácticas editoriales impacta cada vez más sobre el campo del libro de artista, provocando un desplazamiento conceptual profundo. La etiqueta libro de artista se torna obsoleta frente a un repertorio de estrategias editoriales y de formatos de publicación que trascienden la idea del libro como objeto. Los soportes se expanden en un proceso que se conecta en forma directa con los cambios tecnológicos. Soportes electrónicos y no convencionales vienen a remecer las tipologías tradicionales. En este contexto, las figuras del artista y el editor confluyen, violentando fronteras y límites entre prácticas y procedimientos, en una asociación permanente de desbordante hibridez y contaminación.
El libro de artista se libera cada vez más del formato histórico que lo define y circunscribe, deslizándose hacia otras manifestaciones que llevan a reconsiderar el lenguaje. La doble ruptura, formal y conceptual, permite apuntar una reorientación creciente del campo hacia lo que se da en denominar publicación de artista. La incidencia del lenguaje editorial y digital amplia tanto los soportes como los procesos, en una dinámica que aporta continuamente nuevos recorridos y recursos.
Independientemente de que hablemos de libro de artista o publicación de artista, nos enfrentamos a un campo excepcionalmente abierto a la experimentación, que requiere de una especial investigación y dedicación crítica.
(fragmento del libro-catálogo SOPORTES EXPANDIDOS)
Silvio De Gracia, 19 de enero de 2024
CITA CON LA SELVA Acciones ecopoéticas en Amazonia
SIMONE MORAES (BRA) / TERESA PEREDA (ARG)
del 15 de septiembre al 31 de diciembre de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia (Arg) Ana Montenegro (Bra)
BIENALSUR Km235 HOTEL DADA, Junín
SIMONE MORAES (BRA) / TERESA PEREDA (ARG)
del 15 de septiembre al 31 de diciembre de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia (Arg) Ana Montenegro (Bra)
BIENALSUR Km235 HOTEL DADA, Junín
CITA CON LA SELVA Acciones ecopoéticas en Amazonia
SIMONE MORAES (BRA) TERESA PEREDA (ARG)
La propuesta curatorial apunta a propiciar un diálogo entre las obras de dos artistas que comparten notorias similitudes en sus prácticas y en sus intencionalidades. Tanto la brasileña Simone Moraes como la argentina Teresa Pereda desarrollan acciones y proyectos que se vinculan estrechamente a la naturaleza, la recuperación de los conocimientos ancestrales y las intervenciones e investigaciones de base científica acerca del medio ambiente. En ambos procesos artísticos, son frecuentes los gestos de recolección, las interrelaciones con saberes y memorias personales, la búsqueda de entendimiento con pueblos originarios, la convivencia directa con los espacios y los seres que los habitan.
En Cita con la selva se exhiben dos proyectos que confluyen en su locación geográfica: la Amazonia brasileña. En el caso de Teresa Pereda, se presenta el registro de su performance titulada Cita en Amazonia (2008), y de Simone Moraes se incluye el proyecto Auscultar a seiva (2019), acción de captación del sonido de la savia de los árboles realizada en colaboración con su hija, Carolina Moraes. En un contexto de cambio climático, de devastación de las florestas, hacer presente la selva no es referenciar únicamente a un bioma geográfico determinado, sino una apuesta por poner en funcionamiento una maquinaria conceptual orientada a la proliferación de sentidos, a la interpelación y el desacomodamiento del espectador. Los trabajos de Teresa Pereda y de Simone Moraes se articulan como estrategias ecopoéticas que apuntan a generar contactos, roces, intersecciones entre las personas y su entorno natural. Pero al tiempo que son artefactos cargados de poeticidad, también funcionan como dispositivos permeables a contribuir en el debate actual por la tragedia ecológica, el abandono de la ideología mercantilista y extractivista y la crítica al necrocapitalismo.
Como programa colateral se presentan otras dos instancias: la primera, una jornada de acciones en el sitio rural de arte experimental La Luz Buena; la segunda, una charla con las artistas invitadas y representantes de pueblos originarios, Renata Peixe-Boi –una indígena amazónica del pueblo Mura– y Oscar Farías –de la comunidad mapuche Nahuel Payun de Junín.
Silvio De Gracia / Ana Montenegro
SIMONE MORAES (BRA) TERESA PEREDA (ARG)
La propuesta curatorial apunta a propiciar un diálogo entre las obras de dos artistas que comparten notorias similitudes en sus prácticas y en sus intencionalidades. Tanto la brasileña Simone Moraes como la argentina Teresa Pereda desarrollan acciones y proyectos que se vinculan estrechamente a la naturaleza, la recuperación de los conocimientos ancestrales y las intervenciones e investigaciones de base científica acerca del medio ambiente. En ambos procesos artísticos, son frecuentes los gestos de recolección, las interrelaciones con saberes y memorias personales, la búsqueda de entendimiento con pueblos originarios, la convivencia directa con los espacios y los seres que los habitan.
En Cita con la selva se exhiben dos proyectos que confluyen en su locación geográfica: la Amazonia brasileña. En el caso de Teresa Pereda, se presenta el registro de su performance titulada Cita en Amazonia (2008), y de Simone Moraes se incluye el proyecto Auscultar a seiva (2019), acción de captación del sonido de la savia de los árboles realizada en colaboración con su hija, Carolina Moraes. En un contexto de cambio climático, de devastación de las florestas, hacer presente la selva no es referenciar únicamente a un bioma geográfico determinado, sino una apuesta por poner en funcionamiento una maquinaria conceptual orientada a la proliferación de sentidos, a la interpelación y el desacomodamiento del espectador. Los trabajos de Teresa Pereda y de Simone Moraes se articulan como estrategias ecopoéticas que apuntan a generar contactos, roces, intersecciones entre las personas y su entorno natural. Pero al tiempo que son artefactos cargados de poeticidad, también funcionan como dispositivos permeables a contribuir en el debate actual por la tragedia ecológica, el abandono de la ideología mercantilista y extractivista y la crítica al necrocapitalismo.
Como programa colateral se presentan otras dos instancias: la primera, una jornada de acciones en el sitio rural de arte experimental La Luz Buena; la segunda, una charla con las artistas invitadas y representantes de pueblos originarios, Renata Peixe-Boi –una indígena amazónica del pueblo Mura– y Oscar Farías –de la comunidad mapuche Nahuel Payun de Junín.
Silvio De Gracia / Ana Montenegro
RYOSUKE COHEN Brain Cell
del 15 de julio al 25 de agosto de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia
del 15 de julio al 25 de agosto de 2023
Curaduría: Silvio De Gracia
RYOSUKE COHEN BRAIN CELL
LA INFATIGABLE CÉLULA CEREBRAL DEL ARTE CORREO
Para los artistas japoneses, geográficamente aislados, pero deseosos de integrarse en la corriente artística global, el descubrimiento del arte correo, a fines de la década del 50, produjo un impacto que tendría amplias consecuencias al interior de sus investigaciones. Como contrapartida, el ingreso y participación de estos artistas significó una ampliación del movimiento, no solo por el hecho de insertarlo en una región alejada de la centralidad, sino esencialmente por el aporte de una sensibilidad única que enriqueció las prácticas. La trascendencia de esta doble contribución adquirió tanta relevancia que llevó a que John Held Jr, el reconocido cronista e historiador del arte correo, afirmara que “no puede haber historia del arte postal sin un relato de la contribución japonesa”.
En 1957, Ray Johnson, “el padre del arte correo”, y Jiro Yoshihara, promotor y coordinador artístico del Grupo Gutai, inician un contacto por correspondencia, que marca la entrada oficial del arte correo en el Japón. En adelante, Gutai, acusando la influencia de Johnson, incrementaría el uso del correo como herramienta creativa de forma considerable. Ensayando una sucinta cronología, puede decirse que el arte postal se difunde en Japón con la Asociación de Arte Gutai, continua su expansión mediante la participación en Fluxus, y finalmente encuentra su mayor auge a partir de 1976, bajo el liderazgo de Shozo Shimamoto y la organización AU, alternadamente nombrada como Unión de Artistas y Arte no Identificado.
Sin embargo, durante algún tiempo, muchas de las propuestas del arte correo japonés no lograron romper el límite de una actuación individual. Un caso emblemático es el del artista On Kawara, cuyas obras se inscriben en el campo específico del arte correo, pero lo trascienden por la vía conceptual. Durante décadas, On Kawara registró sus actividades cotidianas en pinturas, dibujos, libros y postales. Sus Date paintings, pinturas de fecha (conocidas como la serie Today) reflejan el intento del artista por documentar el paso del tiempo. Son célebres sus series de postales y telegramas que registran sus actividades diarias, como I Went y I Meet, acompañadas de los telegramas I Am Still Alive. En cualquier caso, no deja de tratarse de un proyecto que utiliza procedimientos del arte correo, pero que los deriva hacia una investigación puramente personal.
La contracara On Kawara y de otros artistas que siguieron trayectorias semejantes, la constituye BRAIN CELL de Ryosuke Cohen, un proyecto que se nutre básicamente del trabajo colaborativo de la red internacional de mailartistas. Nacido en Osaka en 1948, Ryosuke Cohen fue un miembro muy activo de la agrupación AU desde 1979, hasta que en 1985 fundó BRAIN CELL, una publicación que se construye a partir de los aportes de múltiples individuos, y que se resuelve en una pieza gráfica singular, donde se mixturan y conviven diversas identidades artísticas y culturales. En palabras del propio artista, el proyecto se titula Brain Cell porque “la estructura de un cerebro visto a través del microscopio, con miles de neuronas agrupadas y estratificadas, realmente se parece a un diagrama de la red de arte postal”. Usando Gocco, un método de impresión japonés que se utiliza a nivel hogareño para hacer tarjetas de felicitación y otros anuncios familiares, Cohen acopia las imágenes que recibe por correspondencia de artistas activos en la red de arte postal, y las emplea en la creación de un collage de logotipos, sellos, pegatinas, dibujos. La composición resultante, impresa en una hoja A3, va acompañada de un anexo, una hoja fotocopiada en blanco y negro con los nombres y direcciones de los contribuyentes. Enviada a todo el mundo desde hace casi cuarenta años, no existe artista postal que no haya tenido en sus manos, al menos una vez, esta inagotable publicación de Ryosuke Cohen.
BRAIN CELL encarna de un modo notable el espíritu colaborativo del arte correo y la idea del trabajo en red. La publicación en sí misma puede identificarse como una obra de Ryosuke Cohen, pero al mismo tiempo es una creación polifónica, descentrada, múltiple, que se sostiene en aportes desinteresados de una red de artistas. Lo que consigue Ryosuke Cohen con su BRAIN CELL es un pasaje eficaz de lo personal a lo colectivo, un desplazamiento en la matriz productiva, cuyas connotaciones éticas y conceptuales revisten un gesto radical. En un mundo marcado por la lógica del capital y el egoísmo, la estrategia del artista se despliega como una forma de disidencia, una vía alternativa y provechosa que contrapone la colaboración y el colectivismo al aislamiento y el individualismo.
Además de su trabajo específico con BRAIN CELL, Ryosuke Cohen también es un reconocido “turista” del arte postal, es decir, un artista que viaja para encontrarse con sus numerosos corresponsales. A partir de sus viajes, iniciados en 2001, pudo dar forma a su otra gran propuesta, el Fractal Portrait Project. En este trabajo, Ryosuke pide a sus corresponsales que se acuesten en las hojas recopiladas en grandes rollos de BRAIN CELL, y procede a trazar sus siluetas con tinta. Usando tinta sumi, pinta en el fondo, dejando que la silueta del cuerpo emerja. La operación lleva la idea del trabajo colaborativo a un nuevo nivel. El artista no sólo se apropia de los signos ajenos, sino que ahora incorpora los cuerpos de los otros en un ejercicio performático y plástico que alienta la cercanía y la comunicación más allá de los límites idiomáticos y culturales.
Coleccionista de signos ajenos, creador de un espacio hospitalario para otros artistas, viajero que mira el mundo con ojos estéticos, Ryosuke Cohen es una auténtica leyenda, una figura histórica e insoslayable en el panorama del arte correo. La presente exposición en HOTEL DADA, compuesta por una vasta muestra de su serie BRAIN CELL, pretende servir como homenaje para este mailartista único, pero también para todos aquellos contribuyentes que, a lo largo de los años, han formado parte de su proyecto.
Silvio De Gracia, 12 de julio de 2023.
LA INFATIGABLE CÉLULA CEREBRAL DEL ARTE CORREO
Para los artistas japoneses, geográficamente aislados, pero deseosos de integrarse en la corriente artística global, el descubrimiento del arte correo, a fines de la década del 50, produjo un impacto que tendría amplias consecuencias al interior de sus investigaciones. Como contrapartida, el ingreso y participación de estos artistas significó una ampliación del movimiento, no solo por el hecho de insertarlo en una región alejada de la centralidad, sino esencialmente por el aporte de una sensibilidad única que enriqueció las prácticas. La trascendencia de esta doble contribución adquirió tanta relevancia que llevó a que John Held Jr, el reconocido cronista e historiador del arte correo, afirmara que “no puede haber historia del arte postal sin un relato de la contribución japonesa”.
En 1957, Ray Johnson, “el padre del arte correo”, y Jiro Yoshihara, promotor y coordinador artístico del Grupo Gutai, inician un contacto por correspondencia, que marca la entrada oficial del arte correo en el Japón. En adelante, Gutai, acusando la influencia de Johnson, incrementaría el uso del correo como herramienta creativa de forma considerable. Ensayando una sucinta cronología, puede decirse que el arte postal se difunde en Japón con la Asociación de Arte Gutai, continua su expansión mediante la participación en Fluxus, y finalmente encuentra su mayor auge a partir de 1976, bajo el liderazgo de Shozo Shimamoto y la organización AU, alternadamente nombrada como Unión de Artistas y Arte no Identificado.
Sin embargo, durante algún tiempo, muchas de las propuestas del arte correo japonés no lograron romper el límite de una actuación individual. Un caso emblemático es el del artista On Kawara, cuyas obras se inscriben en el campo específico del arte correo, pero lo trascienden por la vía conceptual. Durante décadas, On Kawara registró sus actividades cotidianas en pinturas, dibujos, libros y postales. Sus Date paintings, pinturas de fecha (conocidas como la serie Today) reflejan el intento del artista por documentar el paso del tiempo. Son célebres sus series de postales y telegramas que registran sus actividades diarias, como I Went y I Meet, acompañadas de los telegramas I Am Still Alive. En cualquier caso, no deja de tratarse de un proyecto que utiliza procedimientos del arte correo, pero que los deriva hacia una investigación puramente personal.
La contracara On Kawara y de otros artistas que siguieron trayectorias semejantes, la constituye BRAIN CELL de Ryosuke Cohen, un proyecto que se nutre básicamente del trabajo colaborativo de la red internacional de mailartistas. Nacido en Osaka en 1948, Ryosuke Cohen fue un miembro muy activo de la agrupación AU desde 1979, hasta que en 1985 fundó BRAIN CELL, una publicación que se construye a partir de los aportes de múltiples individuos, y que se resuelve en una pieza gráfica singular, donde se mixturan y conviven diversas identidades artísticas y culturales. En palabras del propio artista, el proyecto se titula Brain Cell porque “la estructura de un cerebro visto a través del microscopio, con miles de neuronas agrupadas y estratificadas, realmente se parece a un diagrama de la red de arte postal”. Usando Gocco, un método de impresión japonés que se utiliza a nivel hogareño para hacer tarjetas de felicitación y otros anuncios familiares, Cohen acopia las imágenes que recibe por correspondencia de artistas activos en la red de arte postal, y las emplea en la creación de un collage de logotipos, sellos, pegatinas, dibujos. La composición resultante, impresa en una hoja A3, va acompañada de un anexo, una hoja fotocopiada en blanco y negro con los nombres y direcciones de los contribuyentes. Enviada a todo el mundo desde hace casi cuarenta años, no existe artista postal que no haya tenido en sus manos, al menos una vez, esta inagotable publicación de Ryosuke Cohen.
BRAIN CELL encarna de un modo notable el espíritu colaborativo del arte correo y la idea del trabajo en red. La publicación en sí misma puede identificarse como una obra de Ryosuke Cohen, pero al mismo tiempo es una creación polifónica, descentrada, múltiple, que se sostiene en aportes desinteresados de una red de artistas. Lo que consigue Ryosuke Cohen con su BRAIN CELL es un pasaje eficaz de lo personal a lo colectivo, un desplazamiento en la matriz productiva, cuyas connotaciones éticas y conceptuales revisten un gesto radical. En un mundo marcado por la lógica del capital y el egoísmo, la estrategia del artista se despliega como una forma de disidencia, una vía alternativa y provechosa que contrapone la colaboración y el colectivismo al aislamiento y el individualismo.
Además de su trabajo específico con BRAIN CELL, Ryosuke Cohen también es un reconocido “turista” del arte postal, es decir, un artista que viaja para encontrarse con sus numerosos corresponsales. A partir de sus viajes, iniciados en 2001, pudo dar forma a su otra gran propuesta, el Fractal Portrait Project. En este trabajo, Ryosuke pide a sus corresponsales que se acuesten en las hojas recopiladas en grandes rollos de BRAIN CELL, y procede a trazar sus siluetas con tinta. Usando tinta sumi, pinta en el fondo, dejando que la silueta del cuerpo emerja. La operación lleva la idea del trabajo colaborativo a un nuevo nivel. El artista no sólo se apropia de los signos ajenos, sino que ahora incorpora los cuerpos de los otros en un ejercicio performático y plástico que alienta la cercanía y la comunicación más allá de los límites idiomáticos y culturales.
Coleccionista de signos ajenos, creador de un espacio hospitalario para otros artistas, viajero que mira el mundo con ojos estéticos, Ryosuke Cohen es una auténtica leyenda, una figura histórica e insoslayable en el panorama del arte correo. La presente exposición en HOTEL DADA, compuesta por una vasta muestra de su serie BRAIN CELL, pretende servir como homenaje para este mailartista único, pero también para todos aquellos contribuyentes que, a lo largo de los años, han formado parte de su proyecto.
Silvio De Gracia, 12 de julio de 2023.
DÉBORA DAICH Ática post poesía espacial
del 3 al 30 de de junio de 2023
Curaduría: Ana Montenegro
del 3 al 30 de de junio de 2023
Curaduría: Ana Montenegro
ÁTICA
post
poesía espacial
DÉBORA DAICH
Para que en el vacilante intervalo,
para que en lo oscuro haya algo aferrable,
Friedrich Hölderlin
Al leer una antigua antología de ciencia ficción, una edición de 1974, con sus páginas amarillas y secas por el tiempo, me detengo en el cuento de Edmond Hamilton, The Professional. El relato cuenta la historia de un escritor de SF que ve cómo la realidad deja atrás la imaginación. Hoy, como postula el cuento, somos transportados a un mundo donde la ciencia ficción se ha vuelto real. El término neo-humano, acuñado por la semioticista Lucia Santaella, habla de un ser humano mezclado e hibridizado con una inteligencia que se expande. La inteligencia artificial nos convierte en seres diferentes, con otra humanidad. No significa, sin embargo, que seamos más inteligentes. Condiciones muy negativas están presentes en nuestra vida cotidiana, como el calentamiento global, las guerras infundadas, el descuido total de los valores humanos y la espiritualidad, y el avance de la derecha radical, todas ellas evidenciando signos de falta de sabiduría. Los sistemas inteligentes funcionan como un índice innegable de las paradojas y contradicciones de nuestra especie.
Hay animales que manifiestan comportamientos miméticos que los confunden con otras especies o elementos de la naturaleza. Las relaciones contemporáneas proceden de la misma manera, imitando una proximidad cuyos cuerpos están en ninguna parte de todos los lugares, inmersos en paisajes fugaces e inconsistentes. Vivimos una apología de lo efímero, de la fluidez frente a lo sólido. Según Anne Cauquelin, subacuático y surreal es el cibermundo de la interactividad.
En medio del universo del ciberespacio se reorganizan las relaciones sociales y culturales. Nuevos contextos como las artes son reformulados. La poesía se apropia del entorno digital a través de diversas aplicaciones, como por ejemplo Instagram. La artista Débora Daich, a través de su actividad en redes, generó Ática, una obra que fue conformándose en el tiempo, a través de los posteos diarios, desde el año 2019. A partir de la aplicación desde su móvil, fue desplegando un conjunto de herramientas conceptuales para pensar y crear dispositivos poéticos con forma y luz que identifican elementos del mundo real. Lo real y lo virtual en esta obra se mezclan, produciendo un efecto etéreo, fluctuante, de singular belleza.
La artista, en algunos escritos sobre el procedimiento que utilizó para concebir Ática, refiere que salía al balcón de su departamento durante días, noches, y con el horizonte frente al río, fotografiaba con su celular. Así, dio inicio a los posteos en Instagram, realizados con el programa Layout, un procesador de imágenes. Editando y publicando de inmediato, observaba las repercusiones, el vínculo con los demás, la retroalimentación inmediata. A medida que continuaron los posteos, se hizo visible un relato dado por la insistencia de las publicaciones. A partir del “Layout” encontró un procedimiento de escritura con la imagen. Escribo con atmósferas, colores, densidades, condensación de líneas, luz, una forma de comunicar estados de clima, de ánimo, momentos de paisaje, silencio (del humor de lo que habla) afirma Débora, quien insiste en publicar los motivos uno por uno. Descubre #hashtags para enfatizar conceptos. Inaugura #hashtags propios: #humor de los cuadrados, #ática, #aticagram. También, cuenta que con el tiempo las publicaciones fueron acompañadas de un título, ÁticagraM. Un día escribió lo que sonaba a repetición. Muchas veces la palabra gramática, áticagraM, Ática, título de su exposición.
graMÁticagraMÁticagraMÁicagraMÁticagraMÁticagraMÁticagraMÁticagraMÁticaM.
"Ática derivó en obra como un “arribo” a un nombre propio. También Ática, la región histórica de Grecia. En el proceso ocurrieron los juegos del arribo, juegos de la repetición en el tiempo y el espacio, que llevaron a un lugar poético vital, una escritura, entre los juegos de la resonancia.”
Débora sigue el flujo de las redes, le interesa abordar la comunicación inmediata entre posteos que se van acumulando en el tiempo, uno a uno, que permiten cuestionar y confirmar el concepto de planos que se superponen. Al tiempo que las imágenes en las redes pasan fugazmente por la retina, no logran una atención duradera y se desvanecen, la artista abre un intervalo de contemplación, una duración. La poesía de Daich tiene una temporalidad narrativa que se puede definir como una reacción a un tiempo de prisas. Una estrategia temporal frente a la rápida sucesión de eventos o imágenes. Los trayectos son como momentos que se van confirmando, la poesía como forma de vida, comenta la artista. Al sabor de la poesía, al aroma del tiempo, sólo se accede a través de una mirada contemplativa prolongada.
Al entrar en la galería, sobre la pared opuesta, nos encontramos frente a un panel de cajas cuadradas, transparentes, con imágenes que producen un efecto poético de proyección, “película, no película”, una sensación del reflejo que viene hacia adelante. Se busca retener un poema en la transparencia. A la izquierda, dos filas de postales, una próxima al suelo y la otra a la altura de los ojos, crean una espacialidad de horizonte que se escapa, abajo y arriba, pidiendo una implicación con el cuerpo, casi una danza. La materialidad de las imágenes sugiere algo borrado, con un color pastel. Frente a las postales, el film Ática_guion. Según Daich, “un film a manera de un procedimento que se expresa por la ligadura entre los planos, como pestaneos, imágenes que aparecen una a una, pantallas que se suceden, se acumulan desde un pulso en una duración. Mediante planos que se superponen uno tras otro en el tiempo, o que por momentos pasan de derecha a izquierda, como dando vuelta manualmente las páginas de un libro. Durante la proyección se escucha el poema sonoro en primera persona que cuenta algo de esos procedimientos. A manera de edición en espejo, las palabras que se oyen están agrupadas en el poema como horizontes, atmósferas, paisajes editados, escritura visual, con el mismo proceder que la hechura de las imágenes Ática. En la instalación, ese mismo poema sonoro se proyecta en otro film-poema visual junto a la instalación de cajitas en la pared.” Finalmente, en el lado derecho, sobre una mesa blanca, un proyector, y a su lado, de nuevo una infinidad de cajas cuadradas transparentes, que contienen imágenes de la serie Ática, también cuadradas, en este caso para ser manipuladas. Estas cajas se encuentran entre el proyector y la imagen del film proyectada en la pared, al tocarlas, se crean sombras provocadas por las manos del público. El cuerpo implicado en una coreografía de luces y sombras, “película, no película”, modos de entrar por los planos, un sinfín. Se escucha la voz de la artista, como un paréntesis, que se abre y se cierra. Es una poderosa experimentación con el lenguaje poético. “Una instalación de una película no película que puede ser animada por los cuerpos interactuando en el tiempo y espacio físico. “Presencias, acaso nuevas consistencias”, cuenta Daich.
El formato cuadrado de las publicaciones en Instagram impone los límites, el movimiento y el concepto de las obras, trasladado al espacio físico, revela y enfatiza toda una coherencia entre dos mundos. Post poesía espacial.
En una habitación contigua, dos marcos negros en el suelo y uno en la pared, con postales en cada uno de ellos, sugieren tatamis, espacios de meditación para ser recorridos. El cuerpo baila. En la pared, un gran televisor muestra el film post-poesía, imágenes intervenidas con notaciones, escrituras entre paréntesis, y al lado, en una tablet, el film apaisajes, con imágenes de paisajes deconstruidos, en patrones repetitivos que sugieren un espacio cósmico. Se escucha el silencio de los paisajes. En un estante, debajo del televisor y la tablet, una pila de postales. Sobre una mesa, frente a los filmes, textos dentro de carpetas A4. Es todo.
A partir de la experimentación con el lenguaje y con los soportes de la era digital, Ática de Débora Daich explora las intersecciones entre la poesía y el ciberespacio, la palabra, la imagen, el sonido, el cuerpo, la trayectoria, el movimiento y las nuevas formas poéticas asociadas a los desarrollos que permite la red social Instagram. La desintegración de la escritura en moléculas proporciona, aquí, una constante variación de ritmo, a pesar de los pocos elementos utilizados. Como series matemáticas repetidas que nos llevan a una sensación de tiempo infinito. Contra la atomización del tiempo en una sucesión de presentes puntuales, la dispersión de lo que pasa, encontramos la poesía de Débora, con una identidad narrativa fuerte, potente, de una continuidad extensa, llena de existencia.
Ana Montenegro
post
poesía espacial
DÉBORA DAICH
Para que en el vacilante intervalo,
para que en lo oscuro haya algo aferrable,
Friedrich Hölderlin
Al leer una antigua antología de ciencia ficción, una edición de 1974, con sus páginas amarillas y secas por el tiempo, me detengo en el cuento de Edmond Hamilton, The Professional. El relato cuenta la historia de un escritor de SF que ve cómo la realidad deja atrás la imaginación. Hoy, como postula el cuento, somos transportados a un mundo donde la ciencia ficción se ha vuelto real. El término neo-humano, acuñado por la semioticista Lucia Santaella, habla de un ser humano mezclado e hibridizado con una inteligencia que se expande. La inteligencia artificial nos convierte en seres diferentes, con otra humanidad. No significa, sin embargo, que seamos más inteligentes. Condiciones muy negativas están presentes en nuestra vida cotidiana, como el calentamiento global, las guerras infundadas, el descuido total de los valores humanos y la espiritualidad, y el avance de la derecha radical, todas ellas evidenciando signos de falta de sabiduría. Los sistemas inteligentes funcionan como un índice innegable de las paradojas y contradicciones de nuestra especie.
Hay animales que manifiestan comportamientos miméticos que los confunden con otras especies o elementos de la naturaleza. Las relaciones contemporáneas proceden de la misma manera, imitando una proximidad cuyos cuerpos están en ninguna parte de todos los lugares, inmersos en paisajes fugaces e inconsistentes. Vivimos una apología de lo efímero, de la fluidez frente a lo sólido. Según Anne Cauquelin, subacuático y surreal es el cibermundo de la interactividad.
En medio del universo del ciberespacio se reorganizan las relaciones sociales y culturales. Nuevos contextos como las artes son reformulados. La poesía se apropia del entorno digital a través de diversas aplicaciones, como por ejemplo Instagram. La artista Débora Daich, a través de su actividad en redes, generó Ática, una obra que fue conformándose en el tiempo, a través de los posteos diarios, desde el año 2019. A partir de la aplicación desde su móvil, fue desplegando un conjunto de herramientas conceptuales para pensar y crear dispositivos poéticos con forma y luz que identifican elementos del mundo real. Lo real y lo virtual en esta obra se mezclan, produciendo un efecto etéreo, fluctuante, de singular belleza.
La artista, en algunos escritos sobre el procedimiento que utilizó para concebir Ática, refiere que salía al balcón de su departamento durante días, noches, y con el horizonte frente al río, fotografiaba con su celular. Así, dio inicio a los posteos en Instagram, realizados con el programa Layout, un procesador de imágenes. Editando y publicando de inmediato, observaba las repercusiones, el vínculo con los demás, la retroalimentación inmediata. A medida que continuaron los posteos, se hizo visible un relato dado por la insistencia de las publicaciones. A partir del “Layout” encontró un procedimiento de escritura con la imagen. Escribo con atmósferas, colores, densidades, condensación de líneas, luz, una forma de comunicar estados de clima, de ánimo, momentos de paisaje, silencio (del humor de lo que habla) afirma Débora, quien insiste en publicar los motivos uno por uno. Descubre #hashtags para enfatizar conceptos. Inaugura #hashtags propios: #humor de los cuadrados, #ática, #aticagram. También, cuenta que con el tiempo las publicaciones fueron acompañadas de un título, ÁticagraM. Un día escribió lo que sonaba a repetición. Muchas veces la palabra gramática, áticagraM, Ática, título de su exposición.
graMÁticagraMÁticagraMÁicagraMÁticagraMÁticagraMÁticagraMÁticagraMÁticaM.
"Ática derivó en obra como un “arribo” a un nombre propio. También Ática, la región histórica de Grecia. En el proceso ocurrieron los juegos del arribo, juegos de la repetición en el tiempo y el espacio, que llevaron a un lugar poético vital, una escritura, entre los juegos de la resonancia.”
Débora sigue el flujo de las redes, le interesa abordar la comunicación inmediata entre posteos que se van acumulando en el tiempo, uno a uno, que permiten cuestionar y confirmar el concepto de planos que se superponen. Al tiempo que las imágenes en las redes pasan fugazmente por la retina, no logran una atención duradera y se desvanecen, la artista abre un intervalo de contemplación, una duración. La poesía de Daich tiene una temporalidad narrativa que se puede definir como una reacción a un tiempo de prisas. Una estrategia temporal frente a la rápida sucesión de eventos o imágenes. Los trayectos son como momentos que se van confirmando, la poesía como forma de vida, comenta la artista. Al sabor de la poesía, al aroma del tiempo, sólo se accede a través de una mirada contemplativa prolongada.
Al entrar en la galería, sobre la pared opuesta, nos encontramos frente a un panel de cajas cuadradas, transparentes, con imágenes que producen un efecto poético de proyección, “película, no película”, una sensación del reflejo que viene hacia adelante. Se busca retener un poema en la transparencia. A la izquierda, dos filas de postales, una próxima al suelo y la otra a la altura de los ojos, crean una espacialidad de horizonte que se escapa, abajo y arriba, pidiendo una implicación con el cuerpo, casi una danza. La materialidad de las imágenes sugiere algo borrado, con un color pastel. Frente a las postales, el film Ática_guion. Según Daich, “un film a manera de un procedimento que se expresa por la ligadura entre los planos, como pestaneos, imágenes que aparecen una a una, pantallas que se suceden, se acumulan desde un pulso en una duración. Mediante planos que se superponen uno tras otro en el tiempo, o que por momentos pasan de derecha a izquierda, como dando vuelta manualmente las páginas de un libro. Durante la proyección se escucha el poema sonoro en primera persona que cuenta algo de esos procedimientos. A manera de edición en espejo, las palabras que se oyen están agrupadas en el poema como horizontes, atmósferas, paisajes editados, escritura visual, con el mismo proceder que la hechura de las imágenes Ática. En la instalación, ese mismo poema sonoro se proyecta en otro film-poema visual junto a la instalación de cajitas en la pared.” Finalmente, en el lado derecho, sobre una mesa blanca, un proyector, y a su lado, de nuevo una infinidad de cajas cuadradas transparentes, que contienen imágenes de la serie Ática, también cuadradas, en este caso para ser manipuladas. Estas cajas se encuentran entre el proyector y la imagen del film proyectada en la pared, al tocarlas, se crean sombras provocadas por las manos del público. El cuerpo implicado en una coreografía de luces y sombras, “película, no película”, modos de entrar por los planos, un sinfín. Se escucha la voz de la artista, como un paréntesis, que se abre y se cierra. Es una poderosa experimentación con el lenguaje poético. “Una instalación de una película no película que puede ser animada por los cuerpos interactuando en el tiempo y espacio físico. “Presencias, acaso nuevas consistencias”, cuenta Daich.
El formato cuadrado de las publicaciones en Instagram impone los límites, el movimiento y el concepto de las obras, trasladado al espacio físico, revela y enfatiza toda una coherencia entre dos mundos. Post poesía espacial.
En una habitación contigua, dos marcos negros en el suelo y uno en la pared, con postales en cada uno de ellos, sugieren tatamis, espacios de meditación para ser recorridos. El cuerpo baila. En la pared, un gran televisor muestra el film post-poesía, imágenes intervenidas con notaciones, escrituras entre paréntesis, y al lado, en una tablet, el film apaisajes, con imágenes de paisajes deconstruidos, en patrones repetitivos que sugieren un espacio cósmico. Se escucha el silencio de los paisajes. En un estante, debajo del televisor y la tablet, una pila de postales. Sobre una mesa, frente a los filmes, textos dentro de carpetas A4. Es todo.
A partir de la experimentación con el lenguaje y con los soportes de la era digital, Ática de Débora Daich explora las intersecciones entre la poesía y el ciberespacio, la palabra, la imagen, el sonido, el cuerpo, la trayectoria, el movimiento y las nuevas formas poéticas asociadas a los desarrollos que permite la red social Instagram. La desintegración de la escritura en moléculas proporciona, aquí, una constante variación de ritmo, a pesar de los pocos elementos utilizados. Como series matemáticas repetidas que nos llevan a una sensación de tiempo infinito. Contra la atomización del tiempo en una sucesión de presentes puntuales, la dispersión de lo que pasa, encontramos la poesía de Débora, con una identidad narrativa fuerte, potente, de una continuidad extensa, llena de existencia.
Ana Montenegro
RUBEN A. LIGGERA Copia fiel
del 24 de marzo al 20 de abril de 2023
Curaduría: Ana Montenegro y Silvio De Gracia
del 24 de marzo al 20 de abril de 2023
Curaduría: Ana Montenegro y Silvio De Gracia
RUBÉN LIGGERA
COPIA FIEL
EL USO DEL ARCHIVO EN LA PRESERVACIÒN DE LA MEMORIA
Desde hace años, el concepto de archivo encuentra un vasto campo de resonancia en el arte contemporáneo, penetrando fuertemente en las prácticas artísticas y en el coleccionismo museográfico. Ya en la década de 1970, dentro de la llamada “revolución del documento”, diversos historiadores y filósofos empezaron a considerar que el archivo no sólo era un lugar físico, sino también una herramienta para organizar enunciados. Los artistas contemporáneos recurren a los archivos como fuentes primordiales para la creación de poéticas que se contraponen a los relatos establecidos, interpelando y provocando desajustes en sus tramas, y llegando a revestirse de un sentido eminentemente utópico, en tanto inciden en la escritura de narrativas en discordancia.
La noción de archivo como “edición” de la historia es esencial para comprender el conjunto de propuestas que se despliegan en la exhibición Copia fiel de Rubén Américo Liggera. La historia es siempre el resultado de un determinado montaje de textos e imágenes que configuran un relato visible y oficializado, que acalla otros relatos posibles y alternos, y que se apuntala sobre una serie de silenciamientos y omisiones.
Copia fiel se estructura a partir de la apropiación, manipulación y exhibición de cuarenta y seis folios, copias correspondientes a los legajos incluidos en el Archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires DIPPBA, actualmente en poder de la Comisión Provincial de la Memoria, y que le fueran remitidos al artista por esta Comisión en respuesta a una solicitud expresa del mismo. Los folios en cuestión son presentados en su totalidad en una caja-archivo que se dispone sobre una mesa, para que puedan ser revisados y mirados por el público. En una suerte de reversión de la lógica de pesquisa policíaca, un video-texto acompaña la caja, informando acerca de la historia y la composición de los archivos de la DIPPBA. En la pared, frente a la mesa, se expone una serie de siete folios enmarcados, que nos confrontan, en el ordenamiento de una secuencia autobiográfica, con la visibilización de la violencia con la que la última y más sangrienta dictadura en Argentina ejecutó la represión de la vida social y política democrática, y el avasallamiento de los cuerpos y los discursos de disidencia.
Un segundo núcleo narrativo está constituido por un conjunto de piezas textiles. Sobre la entrada a la galería, a modo de sudario, cuelga un lienzo blanco, donde han sido inscriptos los nombres de los detenidos-desaparecidos de la ciudad de Junín. Dentro, otros tres paños, en este caso negros, llevan bordados en hilo negro las palabras capucha, mordaza y venda. Esta serie diagrama su espesor crítico no en la mostración, sino en el enunciado de las prendas textiles que evocan la tortura y la desaparición a manos del terrorismo de estado. El negro sobre negro de estos paños refuerza la noción de una realidad siniestra y soterrada.
Por último, el tránsito de Liggera como detenido, torturado y reaparecido, se alude en un video en el que el propio artista permanece sentado en sombras para luego emerger a la luz.
Mostrar el archivo de la DIPPBA, en el caso de Liggera, es compartir su experiencia personal de un horror colectivo, el perpetrado por el Proceso de Reorganización Nacional, a partir del quiebre del orden democrático en 1976. Mostrar y compartir son formas de instalar el pasado en el presente, necesario ejercicio de actualización y preservación de una memoria que debe permanecer insepulta. Copia fiel demuestra que la utilización del archivo como práctica artística no tiene que ver únicamente con la exhumaciòn del pasado, sino con la comprensión crítica del presente y, sobre todo, con la posibilidad de construcción de un futuro en resistencia frente a los embates del neoliberalismo y sus relatos de enmascaramiento y olvido.
Silvio De Gracia, 2 de febrero de 2023.
COPIA FIEL
EL USO DEL ARCHIVO EN LA PRESERVACIÒN DE LA MEMORIA
Desde hace años, el concepto de archivo encuentra un vasto campo de resonancia en el arte contemporáneo, penetrando fuertemente en las prácticas artísticas y en el coleccionismo museográfico. Ya en la década de 1970, dentro de la llamada “revolución del documento”, diversos historiadores y filósofos empezaron a considerar que el archivo no sólo era un lugar físico, sino también una herramienta para organizar enunciados. Los artistas contemporáneos recurren a los archivos como fuentes primordiales para la creación de poéticas que se contraponen a los relatos establecidos, interpelando y provocando desajustes en sus tramas, y llegando a revestirse de un sentido eminentemente utópico, en tanto inciden en la escritura de narrativas en discordancia.
La noción de archivo como “edición” de la historia es esencial para comprender el conjunto de propuestas que se despliegan en la exhibición Copia fiel de Rubén Américo Liggera. La historia es siempre el resultado de un determinado montaje de textos e imágenes que configuran un relato visible y oficializado, que acalla otros relatos posibles y alternos, y que se apuntala sobre una serie de silenciamientos y omisiones.
Copia fiel se estructura a partir de la apropiación, manipulación y exhibición de cuarenta y seis folios, copias correspondientes a los legajos incluidos en el Archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires DIPPBA, actualmente en poder de la Comisión Provincial de la Memoria, y que le fueran remitidos al artista por esta Comisión en respuesta a una solicitud expresa del mismo. Los folios en cuestión son presentados en su totalidad en una caja-archivo que se dispone sobre una mesa, para que puedan ser revisados y mirados por el público. En una suerte de reversión de la lógica de pesquisa policíaca, un video-texto acompaña la caja, informando acerca de la historia y la composición de los archivos de la DIPPBA. En la pared, frente a la mesa, se expone una serie de siete folios enmarcados, que nos confrontan, en el ordenamiento de una secuencia autobiográfica, con la visibilización de la violencia con la que la última y más sangrienta dictadura en Argentina ejecutó la represión de la vida social y política democrática, y el avasallamiento de los cuerpos y los discursos de disidencia.
Un segundo núcleo narrativo está constituido por un conjunto de piezas textiles. Sobre la entrada a la galería, a modo de sudario, cuelga un lienzo blanco, donde han sido inscriptos los nombres de los detenidos-desaparecidos de la ciudad de Junín. Dentro, otros tres paños, en este caso negros, llevan bordados en hilo negro las palabras capucha, mordaza y venda. Esta serie diagrama su espesor crítico no en la mostración, sino en el enunciado de las prendas textiles que evocan la tortura y la desaparición a manos del terrorismo de estado. El negro sobre negro de estos paños refuerza la noción de una realidad siniestra y soterrada.
Por último, el tránsito de Liggera como detenido, torturado y reaparecido, se alude en un video en el que el propio artista permanece sentado en sombras para luego emerger a la luz.
Mostrar el archivo de la DIPPBA, en el caso de Liggera, es compartir su experiencia personal de un horror colectivo, el perpetrado por el Proceso de Reorganización Nacional, a partir del quiebre del orden democrático en 1976. Mostrar y compartir son formas de instalar el pasado en el presente, necesario ejercicio de actualización y preservación de una memoria que debe permanecer insepulta. Copia fiel demuestra que la utilización del archivo como práctica artística no tiene que ver únicamente con la exhumaciòn del pasado, sino con la comprensión crítica del presente y, sobre todo, con la posibilidad de construcción de un futuro en resistencia frente a los embates del neoliberalismo y sus relatos de enmascaramiento y olvido.
Silvio De Gracia, 2 de febrero de 2023.