OTROS LIBROS Exhibición Internacional de Libros de Artista
del 15 de octubre al 10 de diciembre de 2021
del 15 de octubre al 10 de diciembre de 2021
OTROS LIBROS
Más allá de la materialidad: libro de artista como propuesta conceptual
El libro más hermoso y perfecto del mundo es un libro con las páginas en blanco, como el lenguaje más completo es el que queda más allá de lo que las palabras del hombre pueden decir. Todo libro del arte nuevo es una búsqueda de esa absoluta blancura, del mismo modo que todo hablar es una búsqueda del silencio.
Ulises Carrión, El arte nuevo de hacer libros, 1974.
Cuando se piensa en un libro de artista, se suele evocar con demasiada facilidad la imagen de un volumen intervenido, modificado, manipulado, mediante la aplicación de diversos lenguajes plásticos. Pero el artefacto libro que se inicia y se termina en los bordes de su propia materialidad es solo una de las aproximaciones posibles. Un libro de artista concebido desde esta mirada contradice los presupuestos que dieron origen a esta forma de lenguaje, al insistir sobre la valoración de la obra de arte como pieza única. Ya en 1934, cuando Duchamp crea el que se considera el primer libro de artista, La boîte verte (La valija verde), su plan es la edición de una obra múltiple (más de 300 ejemplares), anticipándose a las ulteriores formulaciones en torno a la reproductibilidad de la obra de arte. La oportunidad de crear ediciones de este tipo condensa la idea de una democratización del arte, poniendo en cuestión la forma y el concepto de libro, para hacerlo devenir soporte artístico de comunicación.
El libro de artista surge como modalidad artística en el siglo XX con los movimientos de vanguardia, y se continúa con Fluxus, los artistas de la esfera del Pop Art y del Arte Conceptual. Dentro del arte correo, la producción de pequeñas ediciones de libros intervenidos, alterados o creados por cualquier medio es una práctica frecuente, y una de las vías de intercambio más valoradas.
Existen variadas tipologías del libro de artista, considerando los formatos, los soportes, las temáticas del objeto resultante, pero postular semejantes demarcaciones es incurrir en un vedamiento, una clausura, cuando la realidad es que nos encontramos ante un campo abierto e irrestricto a toda forma de experimentación. Sin embargo, pueden identificarse tres procedimientos básicos que encuadran la producción de un libro de artista: la transformación plástica de un libro preexistente; la creación del objeto libro desde cero; y la edición por parte de una empresa editorial, siempre que todos los aspectos gráficos, visuales y conceptuales queden bajo el control directo del artista.
En cualquiera de sus variantes, lo que define la trascendencia de un libro de artista no es su materialidad ni su novedad formal, sino la medida en que esta obra se configura como encarnadura y despliegue de la visión y los significados que el autor intenta propalar. El libro de artista antes que un objeto es un dispositivo conceptual, un lenguaje que exige de su creador una intervención que se desmarque de la dimensión puramente objetual para adentrarse en el campo mucho más arriesgado del tráfico de sentidos.
Cada libro de artista crea sus condiciones específicas de lectura. La presencia del texto escrito puede ser o no uno de los elementos de su estructura. La hibridación de signos demanda una multiplicidad de formas de lectura. En el proceso de aprehensión y comprensión de la obra, el receptor se moviliza y se asoma al umbral de un territorio de relaciones imprevistas, discordantes, inhabituales, que solamente cobran significado dentro de una singular estructura.
La presente exhibición depara al espectador el acercamiento a un amplio panorama, en el que se incluyen libros-objeto como los de Hugo Oscar Masoero y Daniel Sarobe; libros de formatos inusuales como los de Patrizia Tictac; libros con una fuerte elaboración plástica como los de Hilda Paz, Luc Fierens y Pascuale Luongo; libros de cruce entre lo visual y lo literario como los de Rubén Américo Liggera y Alejandro Thornton; libros producidos por editoriales profesionales, como los de Lucas Di Pascuale y Michael Orr; libros en diferentes soportes como los de Nilda Rosemberg y Débora Daich; libros concebidos con los procedimientos característicos del arte correo, como el libro de sellos de John Held, o los de Picasso Gaglione y Ruggero Maggi; y libros conceptuales como los de Jürgen O. Olbrich o Ferran Destemple.
Fuera de las categorías o etiquetas, se trata de propuestas que operan como vehículos de discursividades laterales, insumisas a los decires exhaustos y condicionantes de la literatura y del lenguaje cotidiano, y que desde su desbordante hibridez nos invitan a otras lecturas que nos desacomodan y nos interpelan con inagotables resonancias.
Silvio De Gracia, Junín, 6 de octubre de 2021.
Más allá de la materialidad: libro de artista como propuesta conceptual
El libro más hermoso y perfecto del mundo es un libro con las páginas en blanco, como el lenguaje más completo es el que queda más allá de lo que las palabras del hombre pueden decir. Todo libro del arte nuevo es una búsqueda de esa absoluta blancura, del mismo modo que todo hablar es una búsqueda del silencio.
Ulises Carrión, El arte nuevo de hacer libros, 1974.
Cuando se piensa en un libro de artista, se suele evocar con demasiada facilidad la imagen de un volumen intervenido, modificado, manipulado, mediante la aplicación de diversos lenguajes plásticos. Pero el artefacto libro que se inicia y se termina en los bordes de su propia materialidad es solo una de las aproximaciones posibles. Un libro de artista concebido desde esta mirada contradice los presupuestos que dieron origen a esta forma de lenguaje, al insistir sobre la valoración de la obra de arte como pieza única. Ya en 1934, cuando Duchamp crea el que se considera el primer libro de artista, La boîte verte (La valija verde), su plan es la edición de una obra múltiple (más de 300 ejemplares), anticipándose a las ulteriores formulaciones en torno a la reproductibilidad de la obra de arte. La oportunidad de crear ediciones de este tipo condensa la idea de una democratización del arte, poniendo en cuestión la forma y el concepto de libro, para hacerlo devenir soporte artístico de comunicación.
El libro de artista surge como modalidad artística en el siglo XX con los movimientos de vanguardia, y se continúa con Fluxus, los artistas de la esfera del Pop Art y del Arte Conceptual. Dentro del arte correo, la producción de pequeñas ediciones de libros intervenidos, alterados o creados por cualquier medio es una práctica frecuente, y una de las vías de intercambio más valoradas.
Existen variadas tipologías del libro de artista, considerando los formatos, los soportes, las temáticas del objeto resultante, pero postular semejantes demarcaciones es incurrir en un vedamiento, una clausura, cuando la realidad es que nos encontramos ante un campo abierto e irrestricto a toda forma de experimentación. Sin embargo, pueden identificarse tres procedimientos básicos que encuadran la producción de un libro de artista: la transformación plástica de un libro preexistente; la creación del objeto libro desde cero; y la edición por parte de una empresa editorial, siempre que todos los aspectos gráficos, visuales y conceptuales queden bajo el control directo del artista.
En cualquiera de sus variantes, lo que define la trascendencia de un libro de artista no es su materialidad ni su novedad formal, sino la medida en que esta obra se configura como encarnadura y despliegue de la visión y los significados que el autor intenta propalar. El libro de artista antes que un objeto es un dispositivo conceptual, un lenguaje que exige de su creador una intervención que se desmarque de la dimensión puramente objetual para adentrarse en el campo mucho más arriesgado del tráfico de sentidos.
Cada libro de artista crea sus condiciones específicas de lectura. La presencia del texto escrito puede ser o no uno de los elementos de su estructura. La hibridación de signos demanda una multiplicidad de formas de lectura. En el proceso de aprehensión y comprensión de la obra, el receptor se moviliza y se asoma al umbral de un territorio de relaciones imprevistas, discordantes, inhabituales, que solamente cobran significado dentro de una singular estructura.
La presente exhibición depara al espectador el acercamiento a un amplio panorama, en el que se incluyen libros-objeto como los de Hugo Oscar Masoero y Daniel Sarobe; libros de formatos inusuales como los de Patrizia Tictac; libros con una fuerte elaboración plástica como los de Hilda Paz, Luc Fierens y Pascuale Luongo; libros de cruce entre lo visual y lo literario como los de Rubén Américo Liggera y Alejandro Thornton; libros producidos por editoriales profesionales, como los de Lucas Di Pascuale y Michael Orr; libros en diferentes soportes como los de Nilda Rosemberg y Débora Daich; libros concebidos con los procedimientos característicos del arte correo, como el libro de sellos de John Held, o los de Picasso Gaglione y Ruggero Maggi; y libros conceptuales como los de Jürgen O. Olbrich o Ferran Destemple.
Fuera de las categorías o etiquetas, se trata de propuestas que operan como vehículos de discursividades laterales, insumisas a los decires exhaustos y condicionantes de la literatura y del lenguaje cotidiano, y que desde su desbordante hibridez nos invitan a otras lecturas que nos desacomodan y nos interpelan con inagotables resonancias.
Silvio De Gracia, Junín, 6 de octubre de 2021.
ALGUNOS MÉTODOS DE ESCAPE Prácticas artísticas en el confinamiento
del 23 de julio al 02 de octubre de 2021
del 23 de julio al 02 de octubre de 2021
ALGUNOS MÉTODOS DE ESCAPE Prácticas artísticas en el confinamiento
Las obras reunidas en Algunos métodos de escape dan cuenta de las estrategias empleadas por un grupo de artistas para lidiar con la experiencia del confinamiento en el contexto de la pandemia del Covid-19. Se trata de propuestas que se situan tácticamente en los intersticios de una cotidianidad signada por el repliegue y el aislamiento, y que desde allí intentan cuestionar y tensionar los límites de la práctica artística en el encierro. A excepción del caso de Elías Adasme, los métodos de escape elegidos tienen su incidencia en la red social facebook. Allí, en el entorno digital, todos ellos nos demuestran cómo es posible trascender la superficie pulida de las pantallas con un arte potencialmente crítico, reflexivo y desestabilizante.
La artista sarda Chiara Mulas nos invita a un recorrido performático por algunas de las piezas que integran su serie de máscaras-manifiesto titulada Coronamask, elaboradas durante el período de confinamiento estricto en Francia, y que fueran presentadas en su muro de facebook entre el 17 de marzo y el 11 de mayo de 2020. La serie es, en palabras de la propia artista, un ejercicio de exorcismo diario, o como ha afirmado el poeta Serge Pey, un « diálogo astuto con el virus ». Con un gran anclaje en el campo de la poesía acción, la artista desnuda toda su capacidad póetica en estas máscaras con las que se fotografía diariamente, y que utiliza para desenmascarar las injusticias sociales, los mecanismos represivos del estado neoliberal y el higienismo de control. Se trata de un proyecto que nos recuerda que toda enfermedad es ante todo un hecho social, y que el papel del artista es estar siempre atento y sostener un lúcido inconformismo.
De Aarón Flores, un artista mexicano que desde hace varios años viene desarrollando una investigación con el lenguaje de la autofoto, se incluyen algunas de las selfies con las que ha acompañado la evolución de la pandemia. Para Flores la toma diaria de una autofoto y el posteo regular en su muro de facebook se ha convertido en una práctica artística casi excluyente. Su maniobra básica consiste en transformar su rostro en una especie de tela sobre la que experimenta con un permanente espíritu lúdico y desacralizante, interviniéndolo con los objetos más heteróclitos. Lo que logra es una completa subversión de todo lo que una selfie significa : en lugar de embellecerse se afea, en lugar de tomarse en serio se ridiculiza o exalta sus rasgos menos favorables, en lugar de crearse una identidad cualquiera juega con un collage de disfraces que dan expresión a su verdadero ser creativo. En un medio donde la belleza es obligatoria y el pensar no es importante, Aarón Flores provoca un ruido, una intromisión, y al hacerlo nos recuerda que las redes sociales son un puro simulacro de la vida real.
La artista española Isabel León es una de las muchas personas que han encontrado soporte para sus propuestas de performance en la Internet, aunque sin recurrir al formato telepresencial. Lo que ella hace, en contraposición a la mayoría de performers que se entregan entusiastamente al streaming, es aplicar su propia estrategia. Su trabajo consiste en la producción diaria de lo que ella llama mini-video-performances, es decir, acciones delante de la cámara de menos de un minuto de duración, que son compartidos cada semana en su canal de Vimeo y en facebook. La limitación temporal es uno de los principales estímulos creativos que impregnan su trabajo, así como la utilización de un mínimo de producción (objetos encontrados o de muy poco costo). En su reciente serie Cuarentena, de la que esta muestra presenta una selección enfocada en la comida, la artista toma el contexto como una excusa para producir obras que funcionan como perfectas válvulas de escape frente a la alienación provocada por el confinamiento. En compañía de su pareja, Llorch Talavera, se entrega a un ejercicio de creación compartida, que se nutre de la exploración de lo absurdo, lo espontáneo y lo cotidiano, reivindicando el acto creativo como una ceremonia de disfrute, apelando a la levedad y liberándose de la excesiva reflexión previa.
La forma de escape de Elías Adasme no se orienta hacia adelante, sino hacia atrás. Adasme no se adentra en los entornos digitales ni opera en las redes sociales, sino que se fuga hacia el pasado. Encerrado, aislado, lo que el artista procura no es una salida hacia el exterior, sino buceando en el interior. Para superar la opresión y la apatía del aislamiento y mantenerse activo creativamente, se dedica a revisitar el repertorio artístico del pasado, y a partir de este recorrido construye un conjunto de impactantes collages digitales. En la serie resultante, titulada Covida, a través de la apropiación y transformación de algunas obras maestras de todos los tiempos, Adasme intenta establecer un diálogo estético atemporal, y al hablar del pasado nos habla de los flagelos del presente. Escenas de Brueghel y de El Bosco se repotencializan en el contexto de la pandemia, mientras que la revisita de los mitos clásicos (Ícaro, Sísifo, Prometeo) tiende un puente con nuestros mitos y miedos contemporáneos. Para Adasme, la salida a la incertidumbre actual parece provenir de las bellezas del pasado, aún de aquellas que nos resultan más inquietantes.
Desde distintos medios y operatorias, cada artista despliega una propuesta orientada al descalce del modelo restrictivo derivado del confinamiento. Cada obra funciona en un duplo sentido: por un lado, como forma de evasión personal; por el otro, como dispositivo para interpelar y provocar una reflexión sobre la realidad inmediata y sobre los diversos enmascaramientos que condicionan nuestros vínculos materiales y virtuales.
Silvio De Gracia, 21 de julio de 2021.
Las obras reunidas en Algunos métodos de escape dan cuenta de las estrategias empleadas por un grupo de artistas para lidiar con la experiencia del confinamiento en el contexto de la pandemia del Covid-19. Se trata de propuestas que se situan tácticamente en los intersticios de una cotidianidad signada por el repliegue y el aislamiento, y que desde allí intentan cuestionar y tensionar los límites de la práctica artística en el encierro. A excepción del caso de Elías Adasme, los métodos de escape elegidos tienen su incidencia en la red social facebook. Allí, en el entorno digital, todos ellos nos demuestran cómo es posible trascender la superficie pulida de las pantallas con un arte potencialmente crítico, reflexivo y desestabilizante.
La artista sarda Chiara Mulas nos invita a un recorrido performático por algunas de las piezas que integran su serie de máscaras-manifiesto titulada Coronamask, elaboradas durante el período de confinamiento estricto en Francia, y que fueran presentadas en su muro de facebook entre el 17 de marzo y el 11 de mayo de 2020. La serie es, en palabras de la propia artista, un ejercicio de exorcismo diario, o como ha afirmado el poeta Serge Pey, un « diálogo astuto con el virus ». Con un gran anclaje en el campo de la poesía acción, la artista desnuda toda su capacidad póetica en estas máscaras con las que se fotografía diariamente, y que utiliza para desenmascarar las injusticias sociales, los mecanismos represivos del estado neoliberal y el higienismo de control. Se trata de un proyecto que nos recuerda que toda enfermedad es ante todo un hecho social, y que el papel del artista es estar siempre atento y sostener un lúcido inconformismo.
De Aarón Flores, un artista mexicano que desde hace varios años viene desarrollando una investigación con el lenguaje de la autofoto, se incluyen algunas de las selfies con las que ha acompañado la evolución de la pandemia. Para Flores la toma diaria de una autofoto y el posteo regular en su muro de facebook se ha convertido en una práctica artística casi excluyente. Su maniobra básica consiste en transformar su rostro en una especie de tela sobre la que experimenta con un permanente espíritu lúdico y desacralizante, interviniéndolo con los objetos más heteróclitos. Lo que logra es una completa subversión de todo lo que una selfie significa : en lugar de embellecerse se afea, en lugar de tomarse en serio se ridiculiza o exalta sus rasgos menos favorables, en lugar de crearse una identidad cualquiera juega con un collage de disfraces que dan expresión a su verdadero ser creativo. En un medio donde la belleza es obligatoria y el pensar no es importante, Aarón Flores provoca un ruido, una intromisión, y al hacerlo nos recuerda que las redes sociales son un puro simulacro de la vida real.
La artista española Isabel León es una de las muchas personas que han encontrado soporte para sus propuestas de performance en la Internet, aunque sin recurrir al formato telepresencial. Lo que ella hace, en contraposición a la mayoría de performers que se entregan entusiastamente al streaming, es aplicar su propia estrategia. Su trabajo consiste en la producción diaria de lo que ella llama mini-video-performances, es decir, acciones delante de la cámara de menos de un minuto de duración, que son compartidos cada semana en su canal de Vimeo y en facebook. La limitación temporal es uno de los principales estímulos creativos que impregnan su trabajo, así como la utilización de un mínimo de producción (objetos encontrados o de muy poco costo). En su reciente serie Cuarentena, de la que esta muestra presenta una selección enfocada en la comida, la artista toma el contexto como una excusa para producir obras que funcionan como perfectas válvulas de escape frente a la alienación provocada por el confinamiento. En compañía de su pareja, Llorch Talavera, se entrega a un ejercicio de creación compartida, que se nutre de la exploración de lo absurdo, lo espontáneo y lo cotidiano, reivindicando el acto creativo como una ceremonia de disfrute, apelando a la levedad y liberándose de la excesiva reflexión previa.
La forma de escape de Elías Adasme no se orienta hacia adelante, sino hacia atrás. Adasme no se adentra en los entornos digitales ni opera en las redes sociales, sino que se fuga hacia el pasado. Encerrado, aislado, lo que el artista procura no es una salida hacia el exterior, sino buceando en el interior. Para superar la opresión y la apatía del aislamiento y mantenerse activo creativamente, se dedica a revisitar el repertorio artístico del pasado, y a partir de este recorrido construye un conjunto de impactantes collages digitales. En la serie resultante, titulada Covida, a través de la apropiación y transformación de algunas obras maestras de todos los tiempos, Adasme intenta establecer un diálogo estético atemporal, y al hablar del pasado nos habla de los flagelos del presente. Escenas de Brueghel y de El Bosco se repotencializan en el contexto de la pandemia, mientras que la revisita de los mitos clásicos (Ícaro, Sísifo, Prometeo) tiende un puente con nuestros mitos y miedos contemporáneos. Para Adasme, la salida a la incertidumbre actual parece provenir de las bellezas del pasado, aún de aquellas que nos resultan más inquietantes.
Desde distintos medios y operatorias, cada artista despliega una propuesta orientada al descalce del modelo restrictivo derivado del confinamiento. Cada obra funciona en un duplo sentido: por un lado, como forma de evasión personal; por el otro, como dispositivo para interpelar y provocar una reflexión sobre la realidad inmediata y sobre los diversos enmascaramientos que condicionan nuestros vínculos materiales y virtuales.
Silvio De Gracia, 21 de julio de 2021.
SEM PERMISSÃO Poesía visual y experimental pernambucana
del 31 de marzo al 24 de junio de 2021
del 31 de marzo al 24 de junio de 2021
SEM PERMISSÃO
Curaduría de Paulo Bruscky
Co-curaduría Silvio De Gracia
Participantes:
Aloísio Magalhães / Ascenso Ferreira / Alberto Cunha Melo / Altair Leal /
Arnaldo Tobias / Benedito Monteiro / César Leal / Daniel Santiago /
Delmo Montenegro / Ivan Maurício / João do Rosário /Joaquim Cardoso /
Jobson Figueirêdo / Jomard Muniz de Brito / José Claudio / Juarez Correya /
Lula Wanderley / Manuel Bandeira / Marconi Notaro / Mário Hélio /
Morillo / Paulo Bruscky / Pedro Américo / Pedro Xisto / Raíza Bruscky /
Rogério Generoso / Silvio Hansen / Silvio Roberto de Oliveira /
Teixeira Alencar / Vicente do Rego Monteiro / YpirangaFilho / Yuri Bruscky
Curaduría de Paulo Bruscky
Co-curaduría Silvio De Gracia
Participantes:
Aloísio Magalhães / Ascenso Ferreira / Alberto Cunha Melo / Altair Leal /
Arnaldo Tobias / Benedito Monteiro / César Leal / Daniel Santiago /
Delmo Montenegro / Ivan Maurício / João do Rosário /Joaquim Cardoso /
Jobson Figueirêdo / Jomard Muniz de Brito / José Claudio / Juarez Correya /
Lula Wanderley / Manuel Bandeira / Marconi Notaro / Mário Hélio /
Morillo / Paulo Bruscky / Pedro Américo / Pedro Xisto / Raíza Bruscky /
Rogério Generoso / Silvio Hansen / Silvio Roberto de Oliveira /
Teixeira Alencar / Vicente do Rego Monteiro / YpirangaFilho / Yuri Bruscky
Sem permissão. La poesía no fue hecha para pedir permiso.
Paulo Bruscky ha afirmado en más de una ocasión que el « arte no fue hecho para pedir permiso a nadie » y que sólo es arte aquél que « no se somete a nada ». Lo mismo podemos decir de la poesía. Sólo es poesía aquella que reivindica un carácter insumiso y corrosivo, aquella que despliega su naturaleza incendiaria sin permisiones ni obediencias.
La presente exposición de poesía visual y experimental pernambucana revela esa vocación transgresiva del oficio poético, que se reconoce tanto en las experiencias a partir de una nueva visualidad poética, como en las subversiones semánticas practicadas con mayor o menor intensidad dentro de la poesía discursiva. Lo que se desprende del trabajo investigativo y curatorial realizado por Paulo Bruscky, y lo que repotencializa esta exhibición, es la idea de una continuidad no traumática entre la poesía tradicional y la poesía de tendencia experimental, a contracorriente de otras interpretaciones donde los ejercicios de uno y otro registro se presentan como antagónicos y excluyentes. En la selección de Bruscky conviven en fecunda y agradable proximidad aquellos poetas que podemos considerar exclusivamente experimentales, y aquellos otros que responden a un sesgo más tradicional. Así, es posible apreciar a tempranos innovadores de la palabra como los modernistas Ascenso Ferreira, Vicente do Rego Monteiro o Manuel Bandeira, junto a poetas como Juareiz Correya, Silvio Hansen, Delmo Montenegro, o el mismo Paulo Bruscky, que adscriben a una poética decididamente marginal y experimental.
Al núcleo de obras originales propuestas por el curador, con objeto de ampliar esta excelente aproximación a la poesía producida en Pernambuco, me he permitido agregar los aportes en video de Lula Wanderley y del propio Paulo Bruscky. De Lula Wanderley se incluyen dos de sus videopoemas más reconocidos. De Bruscky y Unhandeijara Lisboa se presenta el registro « Poesía Viva », un happening o acción urbana de gran valor referencial, idealizado y realizado por ambos artistas en 1977.
Silvio De Gracia, 2020.
Paulo Bruscky ha afirmado en más de una ocasión que el « arte no fue hecho para pedir permiso a nadie » y que sólo es arte aquél que « no se somete a nada ». Lo mismo podemos decir de la poesía. Sólo es poesía aquella que reivindica un carácter insumiso y corrosivo, aquella que despliega su naturaleza incendiaria sin permisiones ni obediencias.
La presente exposición de poesía visual y experimental pernambucana revela esa vocación transgresiva del oficio poético, que se reconoce tanto en las experiencias a partir de una nueva visualidad poética, como en las subversiones semánticas practicadas con mayor o menor intensidad dentro de la poesía discursiva. Lo que se desprende del trabajo investigativo y curatorial realizado por Paulo Bruscky, y lo que repotencializa esta exhibición, es la idea de una continuidad no traumática entre la poesía tradicional y la poesía de tendencia experimental, a contracorriente de otras interpretaciones donde los ejercicios de uno y otro registro se presentan como antagónicos y excluyentes. En la selección de Bruscky conviven en fecunda y agradable proximidad aquellos poetas que podemos considerar exclusivamente experimentales, y aquellos otros que responden a un sesgo más tradicional. Así, es posible apreciar a tempranos innovadores de la palabra como los modernistas Ascenso Ferreira, Vicente do Rego Monteiro o Manuel Bandeira, junto a poetas como Juareiz Correya, Silvio Hansen, Delmo Montenegro, o el mismo Paulo Bruscky, que adscriben a una poética decididamente marginal y experimental.
Al núcleo de obras originales propuestas por el curador, con objeto de ampliar esta excelente aproximación a la poesía producida en Pernambuco, me he permitido agregar los aportes en video de Lula Wanderley y del propio Paulo Bruscky. De Lula Wanderley se incluyen dos de sus videopoemas más reconocidos. De Bruscky y Unhandeijara Lisboa se presenta el registro « Poesía Viva », un happening o acción urbana de gran valor referencial, idealizado y realizado por ambos artistas en 1977.
Silvio De Gracia, 2020.